Hay personas por las que vale la pena cruzar un océano nadando,
y otras por las que no vale la pena meter los pies ...
Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse, y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender quelos besos no son contratos, y los regalos no son promesas.